EN LAS NUBES. Más sabe el diablo por viejo

EN LAS NUBES

Más sabe el diablo por viejo

Carlos Ravelo Galindo, afirma.

Luego de releer lo de siempre: Muertos por la epidemia, de la pobreza, de la corrupción. De la maldad. De la vileza. Bajeza. Y de tanta sandez, para no llamarle de otro modo, ofrecemos con auxilio de doña Jessica Quiñonez Ramírez, algo de ambrosía.

Y una disculpa a los inconformes.

Insistimos: en México, no pasa nada. Puros dichos, dicharachos de ambos lados. Pero nada, absolutamente nada pasa. Gracias a Dios.

Bien dice el ingeniero Carlos Fernando Ravelo Reyes, desde Mérida, Yucatán, donde vive con sus cuatro hijos. Diez nietos, a sus 65 años de edad y cuarenta de casado con Mercy:

Más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Y nos obsequia un libro que lo explica.

“Papá

Te envío el libro de Roger Bartra. izquierdista de toda la vida, compañero y amigo de López Obrador en sus comienzos. Actualmente su enemigo por lo que escribe. El libro está agotado. Es interesante por los planteamientos que coinciden contigo: No pasa nada.

Besos te quiero mucho. Chacho”.

Mejor unos granitos de alegría.

Un capitán tartamudo, navega con su tripulación en búsqueda de nuevas tierras.

– “Cu-cu-cuando yo-yo-yo diga Ti-ti-ti-tierra, se tiran to-to-todos al agua y a na-na-nadar hasta la playa”

Después de un rato el capitán le dice a su tripulación:

– “Ti-ti-ti.”

Y de inmediato sin que terminara la frase, todos se tiraron al agua. –

“¡Ti-ti-ti-tiburones!”

Uno de sabiuría.

Glafira, la hija de don Poseidón, tenía aspérrimo carácter.

Por el menor motivo se encrespaba. Profería entonces grandes gritos y tremendas maldiciones tan sonoras que hacían retemblar el techo y las paredes.

A todo mundo maltrataba de palabra y obra; traía a mal traer a la familia y a la servidumbre.

Pero a nadie le falta Dios, dice el piadoso dicho, y a la bronca mujer le salió un novio dispuesto a llevarla tanto al Registro Civil como al altar.

Una noche el temerario -o imprudente- galán se presentó muy peripuesto ante el papá de la muchacha y le dijo con ceremonioso acento:

«Vengo, señor, a pedirle la mano de su hija».

«Concedida -respondió sin vacilar don Poseidón-, a condición de que también se lleve usted todo lo demás»…

Y a otro de “carajillo”, licor dulce catalán.

En un bar de Villa nuño de Valdavia la tele daba un reportaje del profesor Cousteau, donde unos buzos se tiraban al agua de espaldas al mar. Uno de la mesa dice:

Me gustaría saber por qué los buzos siempre se tiran de espaldas al mar.

Dice otro: – Se tiran de espaldas al mar porque si se tiraran de frente, el impacto con el agua les rompería las gafas y podría dañarles la visión.

¡Que va hombre!

Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente el peso de las bombonas les precipitaría dentro del casco y podrían ser absorbidos por las hélices. –

Que no hombre, se tiran de espaldas porque según el principio de Arquímedes (que también era buzo), todo cuerpo que se sumerge en el agua sufre un desplazamiento igual al volumen zambullido.

El Aniceto que estaba detrás de la barra les dice:

– Pero que torpes sois, hombre. Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente caerían dentro de barco ¡coño!
Y otro con sabor político

Un hombre sentado en un bar después del trabajo comparte con el camarero por qué se ve tan estresado:

«No duermo bien. Tengo pesadillas sobre un monstruo debajo de mi cama y me da vergüenza buscar ayuda «.

Un cliente cercano escucha esto y se presenta:

“Escuché tu historia y soy psiquiatra. Quizás pueda ayudar. Lo primero es que reconoces que estos son solo sueños, y eso es obvio, así que debería poder ayudarte en unas pocas sesiones. Aquí está mi tarjeta, llámame”

Pasan unas semanas y los mismos dos vuelven a estar en el bar después del trabajo.

El psiquiatra pregunta:

“Hola, ¿cómo van las pesadillas? Nunca supe de ti, así que espero que estés bien «.

«Las cosas están muy bien, el camarero me ayudó».

“¿El barman te ayudó?

Necesitabas un profesional capacitado para ayudarlo, ¿qué podría hacer un barman que un psiquiatra no podría hacer? »

«Me dijo que cortara las piernas de mi cama».

Otro con sabor a qué:

Un avión iba en el océano Atlántico, cuando de repente aparece una de las azafatas para dar un importante anuncio:

“A nuestros pasajeros queremos informarles, que por desgracia tuvimos un inconveniente y se nos quemaron las alas”

Las personas alarmadas comenzaron a gritar sin control. Como diputados todo el día. Y de noche también.

La azafata añadió:

“Tranquilos pasajeros, que no cunda el pánico, es cierto que se nos quemaron las alas, pero todavía nos quedan los muslos y las pechugas”.

“Qué, un reportero preguntó. Y no hay café”

“Sí, pero para los pilotos. En un momento pasaremos a servirles el almuerzo”.

Uno más.

Decídete

Una mujer viaja en el autobús mientras intenta amamantar a su bebé. El bebé, sin embargo, no está interesado.

Después de varios intentos, la madre está bastante enojada. «¡Bebe la leche o se la daré todo al hombre sentado en la parte de atrás!» ella dice. El bebé todavía la ignora.

Unos minutos más tarde, vuelve a intentarlo, «bebe la leche o realmente se la daré todo al hombre de atrás, ¡y tendrás hambre!».

El bebé sigue rechazándola.

Ella lo intenta de nuevo, muy enojada esta vez,

«¡Definitivamente voy a dárselo todo al hombre de atrás si no te portas bien!»

Esto continúa unas cuantas veces más.

De repente, escucha una voz desde la parte trasera del autobús:

«Señora, ¿podría tomar una decisión?

Se suponía que tenía que bajarme hace 5 paradas».

Y Otro. De postre

Una mujer llama al hospital –no sabemos si al Imss o al Issste– y pregunta:

Será posible saber cómo se encuentra una paciente.

A lo que la operadora le responde:

Dígame por favor el nombre del paciente y el número de la habitación”

Antonia Pérez y la habitación es la 208” dijo la dama.

Después de unos minutos la operadora la entera:

La paciente se encuentra bien, sus estudios de sangre salieron normales y el doctor dice que la dará de alta la próxima semana”

Muchas gracias, estaba muy preocupada”

Lo entiendo, es angustiante saber de un familiar dijo la operadora –

¿Familiar? Pregunto por mí, yo soy Antonia Pérez y estoy la habitación 208, pero nadie me dice una mierda de lo que me pasa”.

Aclaración no pedida, acusación manifiesta. Como siempre un enlace con los que arman sus episodios.

Insistimos. No pasa nada. Y lo leemos a diario en columnas que critican lo que se dice en las mañaneras.

Tenemos o no tenemos razón

craveloygalindo@gmail.com

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Columnas [, En las nubes]