No siempre se da con la clave cuando se busca lo original. ¿Cómo saberlo? Este arte conlleva años y representa un plato real.
Yacía la antigua Grecia y ya se registraban los panes planos, se servían los llamados ‘plakuntos’ decorados con especias y hierbas. La historia nos indica que ha sido consumida desde la misma creación del pan, y ha sido alimento para soldados y humildes de muchas partes, sin tantas variedades como las actuales.
La pizza se define en calidad por varias condicionantes, entre esas, el horneado. Del horno dependerá la textura final. Muy parecida a la masa del pan, este maravilloso arte ha pasado por sus diversas transformaciones en su composición y en sus nombres, así que la pizza diluye un montón de nombres locales.
Para preparar tu masa necesitas:
- 450 gramos de harina de trigo y 50 g para amasar
- 300 ml de agua
- 5 gr de levadura de panadería
- 2 cucharadas pequeñas de sal
- 1 cucharada pequeña de azúcar
- 2 cucharadas de aceite de oliva
Procedimiento para masa auténtica:
Lo primero que harás es mezclar en un bol grande la sal y la harina y, haces en el centro una especie de cráter; disuelve en otro recipiente lleno con el agua, la cucharada pequeña de azúcar y la levadura, bate y deja reposar alrededor de 8 minutos, al terminar la espera se agrega en el centro del cráter que formaste en medio de la harina.
Añade a ese ‘volcán’ las dos cucharadas de aceite de oliva y mezclar bien con ayuda de una cucharilla o con las manos, de modo que la harina absorba todo el líquido. Al masajear esta masa y que no se pegue a las paredes del bol, ya sabrás que está lista para continuar. Luego, espolvorea un puñado de harina en otro espacio limpio donde amasarás durante diez minutos aproximadamente.
A medida de que vaya requiriendo más harina por la humedad de la masa resultante, esparces más harina para seguir el proceso de amasado, ¡desestrézate amasando!. Quedará una masa flexible y que no se queda adherida a tus dedos, ¡esa es la textura ideal!
El paso restante es colocar esta masa en un bol barnizado de aceite de oliva, dejar reposar la masa para la futura pizza allí dentro y tapada con ayuda de un trapo, durante una hora. Transcurrido este lapso, la masa está lista para estirar y ser la base de todos los ingredientes que se te pasan por la cabeza.
Cabe acotar que por cada trozo de masa que piques para dividir porciones, se puede abombar aún más, con tan sólo volver a dejar tapada durante 30 minutos, para posterior uso. De resto queda es jugar con la creatividad e introducir al horno industrial o a leña, depende del que tengas disponibilidad.