En esa curiosa tradición milenaria
de llorar a los muertos.
Marca la hora final el reloj de arena
mientras mi madre
busca desesperada:
el comino y la pimienta para sazonar el chilpan de los tamales
los gatos acechan la paila
y yo…
resbalo con la sangre regada
en las banquetas de mi ciudad
los niños juegan a las canicas con las balas perdidas
los vampiros maúllan
lamiendo la sangre como leche.