Jesús Alberto Cervantes Villegas (Veracruz, México. 1980)

 

Es Licenciado en Educación Primaria (CESER) y Lic. en Pedagogía con especialidad en Español (Universidad del Golfo), ha tomado diversos cursos, talleres y diplomados de actualización docente de forma presencial y en línea en diversas instituciones como el Tecnológico de Monterrey, INEE, Instituto Consorcio Clavijero, UNAM, Universidad de Cambridge, Universidad Pedagógica Veracruzana, ILCE, ICATVER. Está interesado desde hace varios años en la capacitación docente como estrategia de mejora. Ha escrito y publicado algunos cuentos cortos infantiles y artículos docentes. Actualmente es director de educación primaria en la zona estatal 059 y profesor de grupo en la zona 075 federal, en la ciudad y puerto de Veracruz.

 

MI ABUELITA BETTY

 

¡Me encuentro tan emocionado! que no puedo esperar más a que llegue cada fin semana, voy contando los días uno a uno hasta que se acercan los maravillosos sábados por las mañanas, cuando en compañía de mis papás voy a visitar a mi abuelita Betty a su glamurosa casa con una fachada estilo colonial, con amplias y frescas recámaras, un balcón, así como además un patio y un perfecto jardín que con devoción ella ha logrado mantener.

 

Hay además una amplia alberca en donde en compañía de mis primos pasamos los veranos calurosos jugando y riéndonos a carcajadas, no podemos olvidar a su fiel perrito soñador el cual alegre y juguetón, espera ansioso la llegada de nosotros para que con rutinas casi circenses espera atrapar las croquetas que le regalamos.

 

En los pasillos de su casa se refleja y distingue un gusto peculiar y encantador, hay un sin fin de suvenir y recuerdos que ha logrado coleccionar y mostrar en cada rincón que conforman su hogar. Alguna vez mi mamá me contó que mi abuelita desde muy niña comenzó a viajar a múltiples, lejanas y extrañas ciudades y países a lo largo de los cinco continentes. ¡Cómo la admiro! 

En la biblioteca que hay en su casa destacan grandes colecciones de libros y enciclopedias que durante toda su vida ha leído y que me ha enseñado con su ejemplo a valorar y conservar como uno de los tesoros más valiosos de la humanidad.

 

Sus historias atrapan mi atención de forma inmediata, es el momento más esperado de mis visitas, ella misma nos invita a mis papás y a mí a sentarnos cómodamente en la sala y oír las narraciones de pasajes de su vida. Del baúl de sus recuerdos saca unos álbumes que apila en su mesita y en donde inmediatamente comienza el momento mágico, ya que nos va mostrando las fotografías que ha conservado durante décadas en ellos. 

Hay múltiples imágenes en blanco y negro de diversos lugares en donde vivió y visitó, de personas que conoció, de sus actividades que desempeñó a lo largo de su vida e inclusive un sinfín de ellas en compañía con mi abuelito Eduardo ¡Qué gran tesoro guarda mi abuelita Betty!

Tuve la oportunidad de observar sus fotos siendo ella muy joven, como por ejemplo bastonera en las calles de la hermosa ciudad de México ¡Qué hermosa se veía mi abuelita!; observé a mi abuelito Eduardo en traje negro en la gran inauguración de las olimpiadas de 1968 desfilando en el estadio de Ciudad Universitaria atrás del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz ¡Qué formalidad y elegancia de todos ellos!; me percaté de una foto en una cena de navidad que organizaron y en donde identifico a su hijo a mi tío Lalo, a mi tía Eloísa, y otras tías más ¡Siempre ha tenido una familia muy unida! ¡Me siento muy orgulloso de pertenecer a esta familia!

Ella siempre usó vestidos que la resaltaban y distinguían en los diversos eventos en donde asistía, en una fotografía se nota muy entusiasta y participativa con las damas voluntarias ayudando a los niños del albergue que fundaron ¡Mi abuelita era tan altruista y generosa! 

 

Son tantas imágenes y fotos que la describen y me han permitido comprenderla más, por tal motivo paso largas horas escuchando, observando y preguntando de cada imagen mostrada en esos álbumes, no cabe duda que la vida de mi abuelita Betty ha sido muy importante y significativa para todos los integrantes de la familia, así como también de todos aquellos que la amamos, respetamos y admiramos. Espero algún día tener una vida tan sobresaliente como ella, por lo pronto espero muy ansioso la próxima visita a mi encantadora abuelita Betty.