Jesús Alberto Cervantes Villegas. Un príncipe que nació para cantar

 

Jesús Alberto Cervantes Villegas (Veracruz, México. 1980)

Es Licenciado en Educación Primaria (CESER) y Lic. en Pedagogía con especialidad en Español (Universidad del Golfo), ha tomado diversos cursos, talleres y diplomados de actualización docente de forma presencial y en línea en diversas instituciones como el Tecnológico de Monterrey, INEE, Instituto Consorcio Clavijero, UNAM, Universidad de Cambridge, Universidad Pedagógica Veracruzana, ILCE, ICATVER. Está interesado desde hace varios años en la capacitación docente como estrategia de mejora. Ha escrito y publicado algunos cuentos cortos infantiles y artículos docentes. Actualmente es director de educación primaria en la zona estatal 059 y profesor de grupo en la zona 075 federal, en la ciudad y puerto de Veracruz.

 

Un príncipe que nació para cantar

Seré, un sueño que, sí se cumplió,

un potro al que nadie domó, sólo los años

Rafael Pérez Botija.

 

Uno de los personajes con mayor relevancia en los años setenta, ochenta, noventa y los dos mil fue el internacional José José conocido popularmente como el Príncipe de la canción, quien gracias a su voz característica enamoró a millones de enamorados de habla hispana, traspasando inclusive fronteras. Sólo basta florecer algunos sentimientos del alma para interpretar algunas de sus éxitos románticos que a lo largo de su carrera impactaron en nuestros corazones.

 

Es verdad que desde mi nicho familiar escuchaba sus discos, pero no fue hasta mi adolescencia y posterior juventud que le atribuí un significado a toda esa gama de letras compuestas por autores de renombre como Rafael Pérez Botija, Manuel Alejandro, Roberto Cantoral, José María Napoleón, Camilo Sesto, Roberto Livi, Juan Gabriel, por mencionar algunos autores, cuyas canciones fueron inmortalizadas en la voz del Príncipe de la canción siendo algunas; Disimula, El amor acaba, El triste, Lo que no fue no será, Si me dejas ahora, Ando volando bajo y Lo pasado pasado.

 

Con apenas 17 años de edad tuve la oportunidad de verlo en vivo en el teatro de la Reforma de la ciudad de Veracruz (1998), un evento muy significativo para el pueblo veracruzano pues se presentaba uno de los íconos de la música latina de nuestro país. El concierto dio comienzo de forma puntual, nuestros asientos en primera fila en compañía de mi madre que por más de dos horas disfrutó el espectáculo de José José, quien nos relató sus vivencias que transitó, mencionando entre los descansos de las canciones los amigos que conoció a lo largo de sus grabaciones musicales.

 

El show empezó con el éxito de 1984, Seré, que sirvió de apertura a sus constantes diálogos con el público, agradeciendo el reconocimiento otorgado Toda mía, Gavilán o paloma, 40 y 20, La nave del olvido, pero el momento sublime se da cuando interpreta Mi vida, el público se pone de pie y lo ovaciona por 5 minutos. Don José José luciendo un imponente traje de color negro, da las gracias en repetidas ocasiones la demostración de respeto, acto seguido continúa deleitándonos con su extensa variedad de canciones, aún recuerdo este emotivo pasaje que incrementó mi admiración hacia este cantante.

 

Con nostalgia guardo los cassettes, discos DVD y LP que desde mi juventud logré conseguir en los bazares, los cuales reproducía en el tocadiscos de la familia, un momento mágico que duraba uno o dos minutos, sacar el disco de acetato, colocarlo correctamente en el plato giradiscos y acomodar la aguja en la primera canción para oírlo totalmente. Una acción que repetía constantemente durante las diversas encomiendas de mis padres. Mis antiguos discos que aún me acompañan en mis noches de insomnio, romanticismo, trabajo y momentos significativos.

 

Los años lentamente se han ido, aprovecho esta oportunidad para recordar no solamente al grandioso artista, también al hombre de carne y hueso que enfrentó mil batallas en su vida, quien durante más de 40 años trastocó nuestros corazones con sus melodías que nos invitan a idealizar a las mujeres, escribirles, y llevarles serenata hasta sus balcones. Hago una abierta invitación a las jóvenes generaciones que se acerquen a las canciones de José José que los inspirarán y motivarán románticamente, agrego para terminar un breve verso: Toda mía, toda mía, sin trampas, sin complejos, sin secretos, sin espinas.