Isidoro Arturo Gómez Montenegro. Fuego de medio día

 

 

Isidoro Arturo Gómez Montenegro. (México.) Ha sido incluido en más de 70 antologías. Publicado a 4 idiomas. 8 libros publicados, 3 medallas en diferentes países. Una placa de accesitt otorgada por Mercosur, por Gladys López Pianessi. Ha logrado que lo publiquen en España. Sus libros han sido distribuidos en Colombia y Perú, Universidad del Callao y también en Amazon. Tomó un curso de Ensayo en Acayucan Veracruz dado por el INBA.

 

Fuego de medio día

Con su gran ojo

el sol no ve

 lo que yo veo

Keats

 

Esplendor del día, límpidos espejos, ventanas abiertas, el amanecer busca despertar bandado entre copas amamantando placeres, fuego del medio día, clarea sus alas lago de lágrimas.

 

Nutridos y remotos naufragios habitan sueños fulgurantes bajo párpados cerrados.

La vida corre en mis venas, largos sueños dulces me asisten y doy un silencio profundo en denso vilo.

 

El reloj me reprochará el tiempo y la tierra roja, dura reclamará mi cuerpo, entonces alma y canto cual río sonoro, transparente se elevará bajo el ala de ave; ese día cantaré con cáliz de vida entre juncos y flores con el contorno de tus besos en el microcosmos interior y el macrocosmos universal será cerámica de amor.

 

Vereda de sonido toca el rostro de deseos prohibidos, sueños encierran el antiguo rito en cama de agua; es mi espejo o mi otredad reflejada en susurros y elevados follajes de sonido interior.

 

Riel en agua lluvia, sol, silencio líquido, fractura el día, desorden de hojas pardea la tarde, se oxida el tiempo al fondo del agua.

 

Alguien dormita oleaje de sonidos cual catarata ósea, tu boca danza frente al espejo, música de cuerdas primigenias son imágenes reflejadas, amándose en nubes de lujuria, torbellino de eco se levanta, provoca sentido.

 

Rubor de relojes, alguien sueña dentro del sueño, me ama y vivimos en el amor perfecto, prueba indudable de existencia son estas gotas de tinta hoy escritas, creadas gracia a Dios en esta hoja blanca.

 

Guardo tu cuerpo amada Sirenia, Náyade, Nereida en roce de tu piel me convierto en polvo, dame tregua, déjame respirar dos líneas de aire.

 

Tus muslos de algodón despluman alas de luciérnaga en mi pecho en destrucción, junto a los muelles, barco senil sumado a la página del tiempo.

 

Alguna roca se destiñe, levitan entre goces de encino bellas flores, despierta al amigo día y esta vieja disyuntiva. W. Blake.

 

En inmensa luz del Universo sonrío, la luz y sus astros irradian en mismidad, podéis decir que aquí estuvo un poeta que encendió la luz del Ara fraterna, con vital esencia y claridad de espíritu, creciendo hacia la verdad.

 

Glamoroso de ternura celeste, el aura escarcha a la musa, en el Universo se abren flores a la vida, amor y eco repercuten en el jardín de Rilke, carente de vanidad en esta ubre trémula de trigos, estrellas, tallos, flores, pájaros sarmientos, libélulas, manatíes, pejes lagarto, bobos.

 

Los ángeles cubren con alado manto e inmensa luz sueños y vigilias, nos ama Jehová seamos prodigiosos o comunes, Él nos asigna una misión en este plano terrenal.

Todos los días nos decimos adiós mujer, musa, compañera, en la torre de tiempo te recorro a diario con ojos, tacto, amor.

 

A diario te descubro igual que una ciudad, siento todos los días la presencia del Gran Arquitecto Del Universo, su luz, su sabiduría y la misericordia que me envía.