Gonzalo Valenzuela. Ángeles de la paz

 

Gonzalo Valenzuela (Veracruz, México. 1963).

Psicólogo, poeta, escritor y periodista. Autor de la columna Oasis, que se publica en importantes medios impresos de Veracruz, Puebla y Oaxaca, y de la colección que consta de tres tomos, denominada: Un oasis en mi corazón. (Editorial 7 Días, 2009, 2010, 2013).  El poemario Cuando el amor florece. (Editorial 7 Días, 2020). Parte de su obra poética aparece en la antología Vibración de Voces de una Década editada por la UNAM, De Veracruz al orbe: navío de poetas, en la Revista literaria Atarraya, y Pueblos de la Mixteca. Es coordinador de la Unión Estatal de Escritores Veracruzanos, A. C. y de la sección Manantial de poesía del Portal de Noticias del Semanario Siete Días de Puebla. Fue galardonado por la Sociedad Cultural Baluarte de Veracruz, con el Premio Salvador Díaz Mirón 2015, en mérito a su exitosa trayectoria en la Literatura. Actualmente nominado por El Conservatorio Nacional de Historia y Civismo en Veracruz y el Grupo Artístico Cultural ARTVER (Artistas Independientes) para ser galardonado en la Cuarta Entrega de Reconocimientos 2020 en Veracruz. Es director de la USAER 50 y docente de apoyo en la USAER G, ambos servicios de Educación Especial.

 

Ángeles de la paz

Acuden a mí huéspedes silenciosos

aliados invisibles, luminosos

aligeran la carga en días nublados

alados ángeles de la paz…

Sobreviví

a la despedida de mis padres

aprendí lecciones prodigiosas

con mi cruz a cuestas

cuando llegaba la tarde.

Ángeles de la paz

envían mensajes de consuelo:

no hay mejor maestro

que el dolor.

No hay mejor medicina

que el amor.

Acuñan en mi ser palabras sabias

que brotan sin cesar.

Descendí al sótano interior

tomado de su mano

en busca de respuestas

y volví a la superficie

con mis redes llenas.

Me aventuré a naufragar

en el océano de mi alma

sin brújula

ni carta de navegación

me dejé guiar

por la intuición

y escuché la voz

del divino guardián.

Recorrí el mágico sendero

del solitario caminante

que sólo busca la quietud

de algún paraje

para reponer fuerzas…

y seguir adelante.

Ángeles de la paz

deslumbran

con mágicos amaneceres

me ayudan a buscar tesoros

al final del arcoiris

a trepar por los médanos

de mis cicatrices.

Sonrío a fantasmas impertinentes

traviesos danzan por veredas grises.

Ángeles de la paz me recuerdan

que sólo soy un viajero

en este mundo

y debo viajar ligero

para que nada me ate

cuando cambie de estación

y aborde otro vagón

con destino a lo desconocido.

Dejadme hospedar en su corazón esta noche

mañana seguiré mi viaje

tal vez otra alma me arrope

viajo a través de mis palabras

que brotan desnudas, sin afeites

para alojarse

en rincones sagrados

de los que me lean.

Ángeles de la paz me dicen:

lo que brota del corazón

en el corazón se aloja.

¿De dónde vienen mis versos…?

No lo sé

les cubre el misterio

no sé su fuente

¿Serán simplemente…

mis guardianes alados los que dictan

y yo el escribiente?