Webinaritis, otro mal de la pandemia

José Antonio López Sosa

Los famosos webinars existen desde hace ya un buen tiempo, su definición es clara, se trata de seminarios a través de la red, en alguna plataforma digital que permite a los asistentes conectarse por la vía remota.

Un seminario es precisamente una reunión especializada, de naturaleza técnica o académica, que intenta desarrollar un estudio profundo sobre una determinada materia, así que un webinar es esa reunión llevada remotamente.

En el sector turístico, estos webinars se multiplicaron en cantidad y mermaron mucho en calidad, es decir, cualquier reunión de promoción –o de intento de promoción– se le llamó (y llama) webinar. Me parece prudente que haya intentos de motivar al sector a través de foros o reuniones, pero no es lo mismo convocar a un foro vía zoom o FaceBook live, o a una reunión para discutir algún tema, que pretender darle la categoría de webinar.

En muchos de estos webinars, solo se practicó el futurismo, sin base ni sustento, sin un marco teórico claro, se vaticinaron escenarios que no llegan y surgieron expertos por doquier que aseguran, con un montón de datos sacados de la misma internet, tener las respuestas a todas las preguntas post-pandemia en materia turística. Incluso llegaron a tener el cómico detalle de ponerles «webinar sin costo», como si en medio de la crisis, algún hotelero o agencia de viajes sin ingresos, estuviese dispuesta a pagar por una charla informal disfrazada de formal, especulando sin bases sobre el futuro.

Hay una palabra clave en todo esto, una que nadie usó, la prospectiva. El doctor Adip Sabag Sabag, uno de los impulsores de la prospectiva en el país –que por muchos años dirigió la Unidad de Análisis Prospectivo en el diario El Financiero, cuando el director era Alejandro Ramos Esquivel– capacitó en las últimas décadas a cientos de profesionales en distintos rubros con relación a la prospectiva, tristemente en el sector turístico no hay casi quien use profesionalmente esta ciencia para tratar de profesionalizar estos webinars y, plantear verdaderos escenarios posibles para el turismo en México.

Finalmente, estos webinars no son nuevos y en algunas administraciones fueron muy bien pagados: en el estado de Guanajuato, cuando Fernando Olivera Rocha era secretario de turismo estatal, se pagó por 4 ponencias de esta naturaleza, 150 mil pesos, el contrato SECTUR 386/15 -que obra en nuestro poder- se firmó el 1 de diciembre de 2015. ¿De qué sirvió?, habría que preguntarle a la administración actual en Guanajuato, pero de que habían y bien pagados, los habían.

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