Transporte público en Puebla, un desastre

Victor de Regil

 

No se puede negar la realidad, el transporte público en Puebla es un desastre que ninguna administración estatal ha podido resolver. Medidas van y vienen pero el problema sigue ahí, en mafias de concesionarios que no solo no renuevan sus unidades ni capacitan a sus choferes, sino que además están dispuestos a enfrentar a la propia autoridad estatal para seguir teniendo sus privilegios.

La llegada de las primeras tres líneas de Metrobús ayudó a darle orden a 3 de las Rutas más importantes que hay en Puebla, principalmente en la 11 sur. Pero, sin duda, eso no es suficiente, pues el caos del transporte público está en toda la ciudad y el área metropolitana. Se necesitarían unas 10 rutas más del Metrobús para reducir la actual problemática que se vive en la zona conurbada de Puebla.

Y es que, han pasado ya varios días de que terminaron las comparecencias del gabinete ante el Congreso local, como parte de la Glosa del Cuarto Informe de Gobierno, y los prometidos, o al menos tan esperados, cambios en la administración pública estatal, como el ya tan urgente en la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT), no llegan. Pareciera que se ha quedado congelada la “apremiante” necesidad de imponer un sello propio.

El transporte público poblano sigue como uno de los peores del país. Los concesionarios y los operadores hacen lo que les place. Pasan por encima de los derechos, hasta humanos muchas veces, de los usuarios.

Recordemos que con el gobernador Miguel Barbosa Huerta se concedió el incremento del precio del pasaje. En ese momento parecía impostergable. Pero se hicieron compromisos y se establecieron fechas para su cumplimiento.

Hubo muchos requisitos en mejoras y seguridad que se resumieron en el concepto de “modernización” de las unidades. No ocurrió. Nada o muy poco se avanzó.

Presuntamente, el ex titular de la SMT, Guillermo Aréchiga Santamaría, quiso hacer negocios sucios desde su cargo. Hoy está en la cárcel.

Pero la nueva titular, Elsa Bracamonte, tampoco ha podido avanzar en el sistémico problema que representan las mafias y las fallas del transporte público de la capital y los municipios. Es un caos. El transporte. Y también la Secretaría.

Pero lo peor es que no hay siquiera un diagnóstico correcto que indique el camino que se debe de seguir para encontrar una solución. Tenemos uno de los transportes públicos más caros pero también más inseguros del país, de ese tamaño es el problema que actualmente enfrenta la movilidad en Puebla.

Fuentes muy confiables han comentado que el cambio en esa secretaría lo consideró urgente el fallecido gobernador Miguel Barbosa Huerta.

Habían pasado ya varios meses y muchas oportunidades para conseguir siquiera cambios mínimos.

Hay que reconocer que es un asunto de décadas sin resolver.

Ha sido así por la falta de determinación, por la colusión, por la corrupción o por la incapacidad. Gobernadores han ido y han venido y el problema sigue ahí.

A veces crece mucho. Y otras crece más. Pero ahora tampoco han llegado las soluciones. La decisión, aseguran, estaba tomada. Comenzando el año, en enero, vendría el relevo en esa dependencia y algunas otras.

La muerte sorprendió a Barbosa Huerta y luego se desataron horas de incertidumbre, hasta la llegada del ex alcalde de Tepeaca y ex diputado local Sergio Salomón Céspedes Peregrina a la titularidad del Poder Ejecutivo del estado de Puebla.

Hubo señales de que, tras las comparecencias, vendrían los cambios en el gabinete.

Hay dependencias y sus titulares que están en la lista de urgencias, aparentemente, para los cambios.

Pero no vienen. No llegan. El tiempo pasa con premura y los únicos que siguen sufriendo la inseguridad y el pésimo servicio son los poblanos y, como siempre pasa, los que menos recursos cuentan.

Y si no es, al menos huele a pasividad en cuanto al sistema de transporte público poblano, imperio absoluto del abuso y de la ineficiencia.