¿Qué pasa con la inseguridad en Puebla?

Victor de Regil

Llevamos varias semanas en que la delincuencia en Puebla se ha desatado. Lo preocupante, es que los delitos que van en aumento tienen el sello de ser perpetrados por el crimen organizado, pues tienen todas sus características.

Y es que resulta muy, pero muy sospechoso que, en las últimas tres semanas, hayan estado apareciendo, ya en seis distintas ocasiones, restos humanos en distintos barrios, colonias y una junta auxiliar de Puebla capital. Los hechos han despertado la legítima duda y la lógica suposición de que pudiera tratarse de una acción concertada, para causar intranquilidad y generar la impresión de que los poblanos y poblanas vivimos en un clima de “gran inseguridad”, como se vive en otros estados del país.

De acuerdo con las versiones que han trascendido, se trata en la mayoría de los hallazgos de partes del mismo cadáver, lo que refuerza la duda.

Han sido, además, colocados para que sean fácilmente descubiertos por los transeúntes y llamen más rápido la atención.

Llama también mucho la atención que en Puebla no hay registro de hechos de violencia que puedan ser origen de esos asesinatos o muertes, pues los cuerpos simplemente aparecen, sin actos de violencia. Nos referimos a que no hay recientemente una “ola delincuencial” que dé como consecuencia esta recurrente aparición de restos, al menos no en los medios de comunicación ni en los reportes de las autoridades.

Otra duda que salta es que, al momento, se sabe que de los restos de estos cuerpos, todos pertenecen a persona que no son vecinos del Estado ni tienen alguna referencia de alguna actividad en Puebla. Llama la atención que, es casi un hecho, ninguno fue ejecutado en Puebla, simplemente son abandonados en nuestro territorio.

Un ejemplo de ello, fue en el Parque de las Ninfas, en los barrios de Santiago y Santa Catarina, en la colonia Belisario Domínguez, la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán y Xonacatepec han sido escenarios de estas terroríficas apariciones, como las que suceden en los Estados de Michoacán y Zacatecas. Partes de cuerpos desmembrados en bolsas y en maletas a la vista de todos los que pasen por ahí. Casi expuestos para que las miradas apresuradas que pasan, de inmediato los reconozcan y se horroricen con los restos humanos y viralizen en las redes  sociales la “ola de violencia que se vive en Puebla”. Para que se escandalicen los transeúntes con el fétido olor de la muerte y la descomposición.

Hay la hipótesis de que, al menos en la mitad de los seis casos registrados, se trata de un mismo cadáver. Ciertamente, será complicado su reconocimiento, pero los peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) ya trabajan en ello y muchos piensan que las conclusiones serán esas, lo que refuerzan estas teorías.

El gobernador Miguel Barbosa consideró que se trata de “mensajes” que se mandan “entre personas que delinquen”. Lo dijo el 12 de abril, cuando se habían registrado tres casos. Lo mismo dijo el alcalde de Puebla capital Eduardo Rivera. Todos parecidos. Todos similares y con una sospechosa sincronía.

En un caso que parece distinto, fue localizado un recién nacido sin vida a la altura de boulevard Xonacatepec. El menor había sido abandonado en una bolsa negra y los perros hurgaban y comían de ella.

El tétrico hallazgo hace recordar el caso de Tadeo, el bebé que fue encontrado en un contenedor de basura en el penal de San Miguel, a finales de enero pasado, del cual aún no sabemos bien a bien lo que sucedió.

De ese caso, hasta el momento, se concluyó que la intención de exhumar ilegalmente el cadáver, en la Ciudad de México, y luego llevarlo al penal, tuvo como intención perjudicar al gobierno del Estado, principalmente a su responsable: Miguel Barbosa. ¿La finalidad? Desestabilizarlo. No pudieron. Las huellas del montaje quedaron a la vista. De ahí que también en este “regadero” de partes humanas, pareciera que hay un objetivo detrás.

La duda es muy lógica. Además de que, per se, es un asunto muy perverso. Ojalá la FGE a cargo de Gilberto Higuera Bernal pronto lo aclare.