Morena, voto de esperanza y voto de castigo

Victor de Regil

Aunque Morena ganó 11 de las 15 gubernaturas que estaban en juego, el partido oficialista sufrió descalabros, las lecciones que dejan las derrotas de Puebla capital y su zona conurbada, al partido, a los personajes involucrados y al lopezobradorismo poblano y nacional, tienen advertencias especiales que, si no se alcanzan a leer, serán fantasmas que se aparecerán en las próximas elecciones, con consecuencias más allá del simple susto.

En este sentido, podemos decir que en la capital poblana y municipios como San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, Coronango y Cuautlancingo, en el eje de la zona conurbada, las derrotas fueron especialmente devastadoras y dolorosas.

La nueva alternancia en estos lugares se da muy rápido y de manera muy contundente. Se refleja un muy severo, certero y ágil voto de castigo. No dieron chance a una “segunda oportunidad”, el electorado castigo los malos gobiernos.

Un voto que refleja que el ciudadano es intolerante con los yerros de esos malos gobiernos. Esta elección nos demostró que la ciudadanía ya no vuelve a votar a ciegas, como lo hizo en 2018. Esta elección, el electorado poblano, demostró que sabe dividir el voto, diferenciarlo para no concentrar todo el poder no solo es una sola persona, sino en ningún grupo ni fuerza política. La división de poderes fue la ganadora en esta elección.

Apenas en 2018, hubo un voto masivo de la esperanza por personajes, en algunos de eso casos, ajenos a la política tradicional. Sin experiencia administrativa. Rostros desconocidos arrastrados por el Tsunami Lopezobradorista. Apenas tres años después, no se han consentido sus errores, la prueba máxima de esto es la propia Claudia Rivera.

Otro personaje es la inefable Karina Pérez Popoca buscaba reelegirse en San Andrés Cholula.

Ahí, los sanandreseños pusieron un alto a ella y a Morena. El Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) arrojó una contundente derrota: Ella, con 30.4 por ciento de los sufragios. Edmundo Tlatehui Percino, quien ya nadie daba un peso por él ni en el propio PAN, triunfó con 39.8 por ciento.

En este caso, como en el de Puebla capital, en el que el panista Eduardo Rivera Pérez, cobijado por cinco partidos, sacó 21 puntos de ventaja a Claudia Rivera Pérez, jugó el rechazo a la reelección. Y el voto de castigo.

En la zona metropolitana de Puebla ese repudio casi ideológico, sembrado desde la instrucción primaria, pesó a Morena.

Hay, sin duda, en esos resultados desfavorables a Morena, que pierde también tres de cuatro diputados federales de las demarcaciones de la capital, otros fenómenos. Fue impresionante ver como toda la clase media se volcó contra Morena, los resultados están a la vista sobre el poder que esta clase media aún tiene.

Morena perdió a la clase media que le había dado su confianza a Andrés Manuel López Obrador en 2018, por hartazgo hacia el PRI y PAN. Ahora, el voto fue inverso. Un castigo duro, puro y contundente. Un ejemplo es San Pedro Cholula. Ahí no había reelección. Incluso, hubo candidatos con cierto nivel de conocimiento en los dos bandos. La decisión fue: “con Morena no”, sin importar quién sea.

Por su parte, la revelación de esta contiendas, Paola Angón sacó al cierre del PREP, 14 puntos al ahora morenista Julio Lorenzini, otro impresentable.

Ahora la oposición gobernará la zona más poblada del estado, así como la económicamente mas poderosa. La que define los procesos.

Porque representa más de 30 por ciento del total de los sufragios de la entidad. Que lo vea quien lo quiera ver. Pero más importante: que lo lea, quien lo pueda leer.