Los retos del IEE

Victor de Regil

El Instituto Electoral del Estado de Puebla, el árbitro de la elección local en Puebla, tiene ante sí la oportunidad y el reto de conducir un proceso lo más pulcro y ágil posible, en una elección que llega como la más impugnada de la historia, con un número que ronda los 400 procedimientos, entre federales y estatales.

Por si pocos lo han advertido, este Proceso Electoral Local Concurrente 2020-2021 es el primero que vuelve a organizar el IEE, desde aquella controvertida elección de 2018. La de los actos de violencia.

De la inequidad manifiesta. De las acusaciones de fraude. aquella elección desaseada que vivimos los poblanos.

Se trata de la primera en la historia del estado que debió resolverse en una votación apretada de último recurso en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Aquella definición de la noche cardiaca del 8 de diciembre de 2018 que le dio la victoria a Martha Erika Alonso.

Lo demás, la tragedia y sus consecuencias, son de todos conocidas. Ya en la elección extraordinaria de junio de 2019, donde se levantó con la victoria el actual gobernador Miguel Barbosa, el Organismo Público Local Electoral de Puebla no participó, pues el cúmulo de irregularidades de 2018 lo anularon y fue el propio INE el que atrajo el proceso a la gubernatura y quien levantó la mano a Barbosa.

La alineación de consejeros ya no es la misma que hace tres años. Pero también hay muchas dudas que perduran y que pueden impactar en el proceso electoral venidero. Presuntos delitos que no fueron aclarados ni sancionados. Un fraude histórico que pareciera que quedará solamente sancionado en la opinión pública. Al menos tres de los siete consejeros del actual IEE terminan su plazo en noviembre.

Es su último encargo. Eso los tiene, muy seguramente, en un ánimo diferente que el resto.

Es también de llamar la atención que la avalancha de la judicialización es sobre procesos internos, en su gran mayoría. Y más llama la atención que la mayor cantidad de procedimientos están en Morena, destacando el interpuesto por parte de Gabriel Biestro por la candidatura de Claudia Rivera.

pero tampoco podemos dejar de mencionar en el desaseo de la elección de sus candidatos plurinominales, del mismo Morena, que tuvieron que echar a bajo y que actualmente se encuentra analizando lo que sucedió.

Las precampañas y los rounds de sombra contra los adversarios no se han perfilado, hasta ahora, tan beligerantes, como en otros años.

El gobierno estatal no está tampoco, como en otros procesos, en el centro de disputa en los discursos.

Desde los tiempos del gobernador Melquiades Morales no se veía así. Con Mario Marín Torres, sus excesos, su corrupción y el caso Lydia Cacho, que hoy lo tiene en la cárcel por tortura, fue centro de la discusión. Incluso nacional.

En aquellos tiempos del morenovallismo, también la figura del finado político fue motivo de descalificaciones, de campaña de contraste, del ofrecimiento de cambio a ese régimen de mano dura.

Hoy, el gobernador Miguel Barbosa no está en los discursos de descalificación partidista ni el 6 de junio será un referéndum a su administración.

Esa es ya una gran diferencia.

Este 2021 configurará también el 2024. Al menos, lo perfilará pues para nadie es un secreto que esta elección es el arranque de la del 2024. En pocas palabras podemos decir que ha comenzado la batalla.

A todos nos conviene un árbitro fuerte. Cuidadoso, por lo delicado del proceso en sí y más en tiempos de pandemia, limpio e imparcial.