La guerra del PAN poblano

Victor de Regil

 

En el PAN poblano se está llevando a cabo una batalla que traerás varias consecuencias en el corto, mediano y largo plazo. Se trata de saber cuál es el rumbo que tomará este partido político sin la existencia del grupo morenovallista, el cual se había apoderado de esta institución desde la llegada de Rafael Moreno Valle al poder.

Lejos de la suposición de que la contienda por el Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN en Puebla es un round de sombra para la actual presidenta con licencia, Genoveva Huerta Villegas, esta guerra entre los grupos poblanos es muy en serio y hay mucho en juego. En principio, la posibilidad de definir al candidato o candidata que, por primera vez, lleve al panismo de cepa a la gubernatura en 2024.

De ese tamaño es la batalla. Por eso es tan real el enfrentamiento entre el grupo de Huerta Villegas, quien busca repetir otros tres años, contra el equipo identificado con el alcalde capitalino electo, Eduardo Rivera Pérez, que lleva como candidata a la aguerrida y experimentada Agusta Díaz de Rivera.

El control de la burocracia del partido en el estado lo tiene Genoveva, sin duda. Pero eso no garantiza que, per se, tenga ganada la contienda.

Quien encabece el CDE lo hará para un periodo que alcanzará las definiciones de 2024. Un PAN sin la hegemonía del morenovallismo y con la posibilidad de llegar a Casa Aguayo.

El pleito que tendrá su periodo de campaña entre este 16 de octubre y hasta el 13 de noviembre, es tan en serio, que el grupo de Rivera Pérez debió cambiar de candidata a la presidencia en el último momento.

Ante la posibilidad de que la diputada federal Ana Teresa Aranda fuera impugnada y bajada de la contienda por estar en entredicho su militancia, se optó por otra mujer que pudiera contender este proceso.

De ahí que sea Augusta la abanderada, quien está muy lejos de ser un flan endulzado y así lo ha evidenciado en su ya larga carrera, principalmente legislativa.

Como no ocurría desde 2010, cuando el morenovallismo secuestró a ese partido, ahora compiten panistas reales y se darán con todo.

La contienda ocurre luego de que se definiera la continuidad en la dirigencia nacional de Marko Cortés Mendoza, quien en Puebla ha dejado libres a los panistas para que compitan y elijan a quien mas les convenga.

La única condición del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que se leyó como de “dados cargados”, fue que las planillas las encabezaran mujeres. Es una guerra con aroma femenino. Y en cuanto a favoritos, pareciera que la línea es que no hay línea. No hay ganadores definidos. Ni simulaciones fabricadas.

Así fue como en días pasados, dos planillas fueron registradas. Una más identificada con el neopanismo y heredera del morenovallismo: la de Genoveva para presidenta, con Clemente Gómez Medina, como propuesta para secretario General y hasta con el impresentable Inés Saturnino López Ponce, en la planilla.

La otra, más de cepa, de las familias custodia, de El Yunque y de la ultraderecha poblana: con Augusta para presidenta del CDE y Marcos Castro Martínez, como secretario.

Esta fórmula tuvo todos los apoyos de la casta panista poblana: Ana Teresa Aranda, Humberto Aguilar Coronado y, faltaba más, el alcalde electo Eduardo Rivera Pérez, entre otros.

La primera se registró con nueve mil 197 firmas, para dejar a la vista el músculo burocrático. La segunda con más de seis mil.

De todos modos, la convocatoria solamente considerará mil 936 firmas. El otoño viene ardiente para el PAN-Puebla. Una generación completa se juega todo.

Y todo es todo.