¿Es Morena ya el partido hegemónico?

 

Desde algunas perspectivas, el dato luce impresionante: a partir de 2018, Morena y sus aliados lograron arrebatar a los otros partidos de la oposición 22 de 30 gubernaturas que han estado en juego.

Pero no todo es miel sobre hojuelas, si uno baja a nivel del suelo, la lucha por los principales ayuntamientos del país, entre el oficialismo y la oposición, resulta mucho más pareja de lo que muchos piensan.

Y es que, de los 100 municipios más poblados, la coalición Juntos Hacemos Historia controla actualmente 52 y el resto de las fuerzas políticas, 48, prácticamente se encuentran en un empate técnico.

De los 30 primeros, 18 están en manos de la oposición y 12, en las del oficialismo.  El mayor peso de la explicación de ese fenómeno reside en la fuerza de la alternancia, que ha venido marcando los procesos electorales en México durante el último cuarto de siglo.

Es una realidad que, hasta ahora, Morena ha tenido que buscar el refrendo de uno solo de sus gobiernos estatales (Baja California). En cambio, en decenas de municipios, ha tenido que volver a las urnas con la esperanza de mantenerse en el poder y, en esos casos, su récord de bateo es semejante al de la competencia.

En un solo año, ha perdido 20 municipios grandes –que forman parte de los 100 más poblados– ganados en la elección inmediata anterior.

En esta lista hay cinco capitales estatales importantes como: Toluca, Morelia, Hermosillo, Puebla San Andrés y San Pedro Cholula, así como Cuernavaca. También, varias alcaldías de la Ciudad de México, quizá el golpe más duro que la oposición le ha dado al régimen: Álvaro Obregón, Tlalpan, Coyoacán, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Azcapotzalco. Asimismo, siete municipios conurbados del valle de México: Atizapán, Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán de Romero Rubio, Cuautitlán Izcalli, Coacalco y Los Reyes La Paz.

También es cierto que en otros 38 municipios urbanos refrendó su triunfo. Entre ellos, seis capitales estatales, aunque de menor tamaño e importancia como lo son: Xalapa, La Paz, Culiacán, Villahermosa, Tuxtla Gutiérrez y Oaxaca. Y otras 13 demarcaciones urbanas logró arrebatárselas a la oposición, entre ellas Ciudad Juárez, Puerto Vallarta, Nuevo Laredo, Ciudad Victoria y Chilpancingo.

Sin embargo, en casi la tercera parte de los 100 municipios más poblados del país no ha conseguido ganar el ayuntamiento en dos o tres viajes a las urnas. En esa lista están 11 capitales estatales: Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Mérida, Aguascalientes, Chihuahua, San Luis Potosí, Saltillo, Durango, Pachuca y Campeche. Lo mismo sucede en otras ciudades relevantes demográfica y económicamente, como León, Veracruz, Zapopan, Torreón, Tampico, Huixquilucan, San Nicolás de los Garza e Irapuato.

Estos datos son importantes porque en la elección de 2024, prácticamente todas las entidades del país tendrán comicios para renovar sus ayuntamientos de forma concurrente con las elecciones para renovar el Ejecutivo y Legislativo federales, así como nueve gubernaturas.

Para poder consolidarse como fuerza hegemónica, Morena y sus aliados tendrán que superar el dique que parecen haber encontrado en la mitad de las capitales de los estados, en las que el oficialismo simplemente no puede penetrar electoralmente o le ha sido negado el refrendo, quizá porque la mayoría del electorado disiente de la manera en que gobierna.

Los resultados de las elecciones municipales parecen decir que la coalición del presidente Andrés Manuel López Obrador es tan vulnerable a la alternancia como lo es el resto de las fuerzas políticas, las cuales tienen cerca de 75% de posibilidades de ser rechazadas cuando se presentan en las urnas para que la ciudadanía les dé la oportunidad de repetir en la gubernatura de algún estado.

Lo anterior nos muestra y nos enseña que una hegemonía política requiere de ganar un buen porcentaje de los cargos de elección en juego. Pero eso dista de ser suficiente. También se necesita la capacidad de mantener esas posiciones. Y lo que estamos viendo, al menos en el nivel de las ciudades más grandes del país, es que el oficialismo batalla mucho con lo segundo.