El Congreso que viene

Victor de Regil

Después de ya conocer los resultados finales del pasado proceso electoral, encontramos dos novedades que tendrá la conformación del Congreso del Estado en la próxima LXI Legislatura, que arranca el 15 de septiembre: una mayoría simple afín al titular del Ejecutivo que, sin embargo, no podrá atropellar a la oposición, sino que deberá construir acuerdos; también, una alianza pluripartidista de facto, que ha dado señales de que, inequívocamente, trabajará de la mano del gobernador.

Sin duda, lo anterior son buenas noticias, porque una convivencia de cordialidad entre estos dos poderes del estado abonará más a Puebla, pues además sumará personajes muy experimentados en el ámbito legislativo.

Ciertamente, y aun con la distribución de las curules plurinominales pendiente, por parte del Instituto Electoral del Estado (IEE), que se prevé llegará a tribunales, es un hecho que la mayoría simple natural -la mitad más uno de los 41 diputados- será favorable al gobernador Miguel Barbosa.

Las reformas a las normas secundarias y el presupuesto, por ejemplo, podrán avalarse sin necesidad de negociaciones.

Lo que también es un hecho que, con los diputados del PRI, alguna otra minoría, como Movimiento Ciudadano o, incluso, algunos legisladores panistas y perredistas, podrá el gobernador construir mayorías calificadas, lo que sin duda será beneficioso para Puebla y para el resto del sexenio del gobernador.

El tema de las dos terceras partes de los votos, para aprobar reformas constitucionales o algunos nombramientos.

Paradójicamente, por la vocación rijosa de Morena, los legisladores que más resistencia pueden presentar al bloque mayoritario barbosista son los plurinominales identificados con el senador Alejandro Armenta y su primo y diputado, Ignacio Mier, el todavía coordinador de los morenistas en San Lázaro.

Por su parte, encontramos a la hija de Mier, el delegado del CEN de Morena, Carlos Evangelista y los armentistas Tonantzin Fernández y el ex secretario general en funciones de presidente, Édgar Garmendia.

De ahí en fuera, todo puede tener un buen nivel de profesionalismo en el trabajo parlamentario y la colaboración con el Ejecutivo.

En el PRI, por ejemplo, estarán Jorge Estefan Chidiac, político de viejo cuño y experiencia. Eso garantiza que habrá diálogo permanente, además deque será, seguramente, presidente de la Comisión de Hacienda, coordinador de los diputados priistas y, en algún momento, presidente de la Gran Comisión.

Chidiac se prepara para desde el Congreso, construir una candidatura que lo catapulte al Palacio Municipal o, incluso, a buscar llegar a Casa Puebla.

Lo que respecta a las curules plurinominales están todavía en disputa. Desde la validez misma de la postulación de los pluris de Morena, donde encontramos nombres aberrantes como el de la hija de Ignacio Mier, Daniela Mier. nepotismo puro, tema que se encuentra ya en la Comisión de Honor y Justicia en el CEN de Morena.

Sin embargo, eso ya no está en el terreno de los partidos ni de los actores, sino en el campo de los tribunales.

Seguramente el tema tendrá definición en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Eso dejará la alineación definitiva de la LXI Legislatura local, lo que esperamos se de en las próximas semanas.

Lo ya seguro es que éste se presenta con muchas posibilidades de ser un ejercicio legislativo que construya en relativa paz, algo muy necesario para estos tiempos políticos que se viven arduamente en todo el país.