Prólogo Político
Por Álvaro Cepeda Neri
I.- Ya como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador nombró “súperdelegado” en Jalisco al millonario y proveedor de medicinas al sector público: Carlos Lomelí Bolaños. Éste también era su favorito para ser candidato a gobernador de esa entidad. Todo marchaba sobre rieles (como el prometido tren maya), hasta que empezó a salir a la luz pública la información acerca de que el tal Lomelí andaba aprovechándose de su cargo y la confianza lópezobradorista, y decidió continuar con las prácticas corruptas en el negocio farmacéutico que encabeza. Sorprendido con las manos en la masa truculenta, empezaron a investigarlo y según los resultados arrojados, quedó inhabilitado como proveedor para el sector público. Y de inmediato fue destituido con el objetivo de frenar dicha corrupción. Aunque tal parece que esto se logró a medias ya que fue sustituido por José Luis Soltero Meza, el hombre de las mil confianzas del tal Lomelí. Este personaje traicionó al inquilino de Palacio Nacional, y por eso le echaron la caballería encima. Ya no será candidato a gobernador por causa de sus ambiciones ilícitas al amparo de sus relaciones presidenciales.
II.- Los actos de corrupción encuadran perfectamente en el refrán aquel que reza: “en la casa del jabonero, el que no cae, resbala”. Y por más que AMLO anunció que emprendería una limpia en todos los frentes, “como se barren las escaleras”, Lomelí supuso que el manto presidencial lo convertía en intocable. Pero no le sirvió de mucho la “amistad” con el Presidente. Así que pescado infraganti, la ganancia es que no lo denunciaron penalmente para sancionarlo y solo lo marcaron como lo que es: corrupto. Como de costumbre, esta acción no ha sido suficiente. Pero al “enseñar el cobre”, lo despertaron de su ensueño, pues Lomelí Bolaños ya se sentía paseando como “góber” presumiendo su amistad con López Obrador (quien también ha tenido clemencia con el médico-militar Manuel Mireles, no obstante sus insultos y antifeminismo); pero éste se pronunció con el pulgar hacia abajo (al estilo de los reyezuelos romanos) indicando que estaba políticamente muerto.