Acabar con los organismos públicos

 

José Antonio López Sosa

Es preocupante el mensaje que envió el presidente de la república el día de ayer, en síntesis, proponer revisar los organismos públicos para disolverlos así, a mano alzada, es un mensaje que atenta contra democracia en México.

 

¿Por qué?, su comentario y posible decisión no obedece a un análisis exhaustivo o a parte de su programa de gobierno, esto surge como una ocurrencia tras una controversia con un foro que se canceló en el CONAPRED, así de forma intempestiva, el presidente López Obrador decidió que son muchos los organismos que existen, que se gasta mucho dinero en ellos e invita al análisis gubernamental para determinar cuáles sobreviven y cuales no. Evidentemente el primero en recibir el golpe es el CONAPRED, cuyas actividades dijo, pueden realizarse desde la Secretaría de Gobernación.

 

Sí, valdría la pena hacer una análisis exhaustivo para determinar qué estructura de la burocracia sobra en este país, pero no sobre las rodillas como una ocurrencia en una conferencia de prensa, se trata de una labor que no puede hacerse en un día o en una semana.

 

Por otro lado, la virtud de organismos como la CONAPRED, el INAI, o el INE, es su autonomía, en otro orden de ideas, que no dependen de alguna entidad del gobierno federal, tienen presupuesto federal, claro está, que dicho sea de paso, es dinero de todos, no del presidente de la república y, en esos casos es básico y elemental, que tengan autonomía de gestión porque habrá muchos casos, en particular refiriéndome al INAI, donde el gobierno federal no estaría de acuerdo en sus resoluciones, pero debe por ley acatarlas.

 

La visión de estado no es tan simplista como pretende hacerlo ver el presidente López Obrador, él mismo como luchador social por décadas ha sido en parte, aquilatador desde fuera de muchos organismos autónomos, que quedaran separados del poder político presidencial, el decir en el discurso que «nosotros somos distintos», no es un cheque en blanco para quitar las instituciones u organismos autónomos y pasar a una estructura burocrática dentro de alguna secretaría de estado.

 

Acabar con los organismos públicos no beneficia al país, menos aún a los ciudadanos y por el contrario, da la imagen de una ambición de poder para controlar incluso, a los pocos entes con presupuesto federal que pueden estar del lado del ciudadano.