EN LAS NUBES. A que se le llama éxito

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Reminiscencias.

Lo que nos platica enseguida sobre el día 13 y su éxito en las vacunas de toda la familia, en San Juan del Río, Querétaro, el maestro y amigo José Antonio Aspiros Villagómez, nos obliga a interrumpirlo con el siguiente ejemplo:

A los 3 años, el éxito es igual a no hacerse pipí encima.

A los 12 años, el éxito es igual a tener muchos amigos.

A los 18 años, el éxito es igual a tener una licencia de conducir. A los 20 años, el éxito es igual a tener relaciones sexuales.

A los 35 años, el éxito es igual a tener muchísimo dinero.

A los 50 años, el éxito es igual a tener mucha salud.

A los 60 años, el éxito es igual a tener relaciones sexuales.

A los 70 años, el éxito es igual a tener una licencia de conducir.

A los 75 años, el éxito es igual a tener muchos amigos.

A los 80 años, el éxito es igual a no hacerse pipí encima.

A los 90 el éxito de la infancia es igual al éxito de la vejez. Se los platica un experto.

Y para muestra un botón que publica en Candelero, Abraham Mohamed Zamilpa, que no tiene desperdicio:

“Sabes que ya no eres joven cuando en vez de fumar mariguana, te la untas”.

Igual que como lo hacía nuestra abuela Nachita. Y rezaba hincadita.

Y a propósito la Iglesia Católica pidió a las autoridades educativas revisar con calma los temas de los libros de texto gratuito.

En el editorial del semanario Desde la fe, la Arquidiócesis de México señaló que esta tarea “requiere cocinarse lentamente porque es crucial para el desarrollo educativo del país.

Es fundamental realizar procesos objetivos, apegados a criterios y principios pedagógicos, blindados y libres de cualquier ideología, encaminados a la verdad y al aprendizaje.

Reiteró que los contenidos deben ser verificables y tener fundamentos validados por la ciencia.

Ni la prisa ni la urgencia son buenas consejeras cuando se trata de revisar libros de texto.

Tanto la prisa como la urgencia nos llevan a procesos sin metodología ni orden y despiertan sospechas sobre una posible manipulación ideológica, que traería de regreso un adoctrinamiento del Estado hacia los niños mexicanos.

Mejor regresemos a los recuerdos.

Con singular entusiasmo, sobre el trece y su viaje a Paris, nos hablan también la odontóloga María del Carmen Ravelo Fernández de Lara.

“Hola tío, espera, aún estoy extasiada con el correo de ayer «un paseo por París”.

Se lo acabo de enviar a mi sobrinita georginita, hija de mi hermana Georgina. y a mi sobrino Rodrigo, hijo de mi hermana Marisela.

A ellos les fascino parís cuando fuimos a Europa, para festejar su cumpleaños número 15.

Estuvimos por varias ciudades entre ellas Budapest y allí, en un hermoso barco, por el rio Danubio, bailaron los 2 quinceañeros, el vals «el danubio azul» …………… y yo emocionada hasta las lágrimas.

Este viaje ha sido uno de los viajes más hermosos de mi vida, porque fue lleno de juventud, alegría, emoción, intensidad, disponibilidad, inmensa dicha y felicidad.

Nunca hubo cansancio a pesar de que recorríamos las ciudades hasta la uno o 2 de la mañana y en ocasiones, ellos disfrutaban como viles niños, los jardines infantiles y se mecían en los columpios o en los sube y baja.

Uffff, tío precioso, que maravillosos recuerdo trajiste a mi mente con este correo. Millones de gracias”.

En efecto don José Antonio Aspiros Villagómez -que no Villalobos, que por error pusimos–, son reminiscencias. Recuerdos como nos los narras también.

“Estimado amigo: un martes 13 también puede ser de buena suerte.

Como hoy, por ejemplo, porque este medio día nos vacunaron contra el covid-19 (Pfizer), sin esperar tanto tiempo como en otros lugares: en menos de dos horas ya estábamos de regreso en casa.

También vacunaron a don F y a la mayoría de mis hermanos y una cuñada.

Al resto de la familia Aspiros sanjuanense de la tercera edad, le tocará mañana.

Así que ya estamos listos para volver algún día a París -energía, salud y billetera de por medio-, la ciudad más idílica del mundo y de la cual -como no me bastó con la visita- también he leído diversos libros como la novela histórica llamada precisamente ‘París», de Edward Rutherford, donde se menciona todo lo que comentas hoy en tus Nubes, tal vez incluido lo del incendio del Molino Rojo que por poco nos toca, pues ocurrió 90 años justos antes de nuestro viaje (jeje).

Tampoco nos tocó el incendio del Notre Dame de la gitana y el jorobado (Víctor Hugo), porque fue después de esa visita, la cual en cambio sí tuvo lugar muy pocos días después de que habitantes de los suburbios incendiaron coches en una protesta violenta tras algún problema racial con la policía.

Aun así, pudimos ver el cancán sin problemas; aquí guardo el programa impreso.

Como dice el título de un libro de relatos de Ray Bradbury, ‘Siempre nos quedará París’.

Están por cumplirse dos siglos de la muerte de un célebre personaje cuyos restos descansan en esa bella ciudad donde además fue coronado (y lo tengo en platos de pared y figuras a escala): Napoleón Bonaparte, un remoto antepasado de nuestra amiga Rusia, según me ha platicado. Saludos y ¡salud!, tú que puedes. JAA.

craveloygalindo@gmail.com