¿Qué hará el PRI?

 

Estamos a menos de un año del proceso electoral 2021, donde en Puebla se elegirán 217 presidentes municipales, se renovará el Congreso del Estado y votaremos por los diputados federales que representarán a Puebla en la Cámara Baja.

Hasta ahora, el escenario más factible, que se dibuja hoy desde el análisis y desde las encuestas, es que el  PRI se perfila como un aliado necesario, útil, de Morena para los procesos electorales locales y federal de 2021. Claro, esto si el partido del presidente pretende asegurar su hegemonía en la Cámara de Diputados y victorias en la mayoría de las 15 gubernaturas que estarán en juego.

El priísmo nacional, como el poblano, tiene muy escasas posibilidades de triunfos, si va a un juego en solitario, pero serán determinantes en caso de una elección cerrada.

En Puebla, el tricolor apenas tiene pálidas cifras competitivas, por ejemplo, en el Distrito 10 federal, con cabecera en las Cholulas, y está borrado en las otras 14 demarcaciones.

Sin embargo, para el PRI de Alejandro Moreno, “Alito”, los mejores dividendos pueden venir si obstaculiza una gran alianza opositora, con PAN, PRD y Movimiento Ciudadano MC.

No se trata de ir en las boletas con los morenistas, lo que sería “antinatura”, para definirlo como lo haría la “izquierda”. Sino de jugar informalmente a favor de Morena.

Ya el presidente del PAN, Marko Cortés, descartó una alianza con el PRI. Una encuesta de El Financiero, publicada en días pasados, nos, pinta una batalla muy pareja entre Morena y sus opositores, si es que éstos van juntos.

Mientras 32 por ciento iría con el partido en el poder, 34 por ciento lo haría contra el morenismo.

El detalle y la bisagra que podría definir está en ese 23 por ciento de la muestra que no iría con ninguna de esas opciones. Ese es el nicho de oportunidad para el PRI.

Se sabe que la estrategia de 2021 pasa inexorablemente por la unidad opositora completa (PRI, PAN, PRD y MC), si es que buscan derrotar al lopezobradorismo.

Se sabe que ha habido platicas para que exista una unión de facto entre el PAN y el PRI para que en los distritos donde cada uno sea más fuerte, el otro, mandaría un candidato débil para dejar pasar al candidato con más posibilidades de ganarle a MORENA. Se sabe que a muchos panistas y priistas esta idea no les ha desagradado. Pero, ciertamente, al momento no hay nada.

O, visto desde el otro lado del mismo cristal, por un plan de pulverización del voto antagónico, encabezado por Morena.

De ahí que, con cierta premura, el presidente del CEN del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, haya acelerado la renovación de las dirigencias estatales, que estaban acéfalas.

Pasando por alto el calendario de sus propias convocatorias y vía fast track, ya tomó protesta a los nuevos presidentes y secretarias generales de Nuevo León y Colima, el 18 de junio. En Puebla es inminente que en las próximas semanas ocurrirá lo mismo.

Aquí, como en el resto del país, el PRI le sirve a Morena. Hay un voto de repudio a Andrés Manuel López Obrador y a su partido que duda en ir con la alianza panista. No se siente identificado.

Pero en ninguna circunstancia apoyaría al lopezobradorismo.

Ese sufragio es el definitorio, si persiste este escenario tan parejo. Ahí es donde el PRI es el aliado útil.