DETRAS DEL PODER. Los priístas llenando las cárceles

José Antonio López Sosa

Lo que en aquel lejano 2012 se denominó «el nuevo PRI», como una generación nueva del Partido Revolucionario Institucional, prometiendo modernidad y desarrollo al país, es ahora un creciente grupo de hombres encarcelados, algunos sentenciados y otros en espera de juicios por todo tipo de delitos, evidentemente cometidos en el ejercicio de sus funciones y como militantes del PRI.

El último que llega a engalanar la lista es Mario Marín, ex gobernador de Puebla, que si bien es de una etapa previa al anuncio de ese nuevo PRI, se mantuvo en las filas del partido incluso hasta las elecciones de 2018, con distintas tareas asignadas. Ya en 2019 luego de las ordenes de aprehensión giradas, el PRI decidió comenzar con un proceso de expulsión de sus filas, pero hasta entonces.

Podemos recorrer el país al hablar de ex gobernadores priístas presos, desde Quintana Roo con Roberto Borge del nuevo PRI y el excarcelado Mario Villanueva del viejo PRI, en Veracruz Javier Duarte de Ochoa, en Chihuahua César Duarte, en Tamaulipas Tomás Yarrington.

En Nayarit, el ex gobernador priísta Roberto Sandoval es prófugo de la justicia. En el caso de Nuevo León, la justicia fue benévola con Rodrigo Medina, otro connotado priísta. En Tabasco Andrés Granier -también priísta- estuvo preso por algunos años por evasión fiscal y otros delitos. En Michoacán, Fausto Vallejo renunció antes que le explotara el escándalo por nexos con la delincuencia organizada.

Así, entre el nuevo y viejo PRI, las cárceles se llenan, de entrada y salida con ex gobernadores que no hicieron más que saquear y delinquir.

Con esto no quiero decir que la situación política actual con MORENA en el poder sea la mejor, esperemos que no haya en el futuro ex gobernadores morenistas encarcelados, como sí los hay del Revolucionario Institucional.

Ahora bien, ¿qué ha hecho el PRI para quitarse esas manchas?, ¡nada!, buscar aliarse con el Partido Acción Nacional (PAN) y tratar de librar las acusaciones contra algunos integrantes del gabinete presidencial del sexenio anterior.

Caray, ¡qué bonito partido!

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