Conjeturas
Por Álvaro Cepeda Neri
I.- Sin una mínima experiencia como administrador, Zoé Robledo fue designado como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, allá por mayo del año pasado. Y ha sucedido que a finales de marzo de este año, cuando en nuestro país inició la peste del coronavirus, la institución entró en su peor época; la cual ha durado casi tres meses. Todo porque ni Robledo ni su equipo administrativo, médico y de atención a los inscritos como beneficiarios, han podido aprender a resolver los problemas. Y esto ha creado que los enfermos, con derecho a ser atendidos –tanto de males tradicionales como de los que resultan de la pandemia–, sean tratados como si recibieran gratuitamente los servicios; siendo que los derechohabientes cubren sus cuotas, en combinación con los patrones y el gobierno, como resultado de una conquista social. Si la peste en cuestión ha cobrado más vidas de las que nos informan, es porque en las instalaciones de salud públicas no hay medicinas ni los elementos necesarios para que médicos y enfermeras puedan proporcionar el servicio con eficacia.
II.- Y es que desde finales de marzo, constantemente esos médicos y enfermeras han estado protestando y saliendo a las calles para demandar lo que necesitan. Pero no son atendidos sus reclamos y peticiones, porque Robledo Aburto ha preferido quedar bien con López Obrador, antes que plantearle el problema y esperar a que le drenen recursos y material, para que las instalaciones del IMSS puedan dar soluciones a sus millones de enfermos. Pues la atención de la salud en nuestro país, tanto por parte del ISSSTE, IMSS, como de los demás servicios, es obligación del gobierno lópezobradorista; el que no deja de responsabilizar a los anteriores sexenios. Nombró López Obrador a Zoé Robledo, cuyo único mérito es ser hijo de un cacique priista. Haberse pegado hábilmente a Morena y luego ser impulsado desde dentro del lópezobradorismo, para ser subido al ladrillo desde donde ha demostrados que es incapaz y que como no tiene la dignidad de renunciar (como Bartlett, Durazo, Sánchez, etc.), debe ser cesado si no quiere AMLO tener que cargar con su decepcionante desempeño.
III.- Así que fue un gran error haber nombrado a Zoé Robledo Aburto como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, puesto para el cual no tenía ni tiene aptitud alguna. Es cierto que no renunciará ni será renunciado, ya que el actual presidencialismo parece continuar cosechando fracaso tras fracaso, los cuales arrojan un grave daño al país. Y Robledo Aburto representa un fracaso total en el IMSS, pues ya demostró que no sabe cómo dirigir la institución que la actual pandemia puso a mayor prueba, mostrando que no debería fungir como su director. Y es que es claro que va de mal en peor, no por lo que heredó de otros presidencialismos, sino porque no hay ni conocimiento ni voluntad para enfrentar el drama de la salud, agudizada en estos momentos. Zoé no se irá ni Bartlett ni Durazo ni Olga Sánchez, y el país seguirá pagando con vidas y falta de elementos para la salud, la irresponsabilidad de que esos funcionarios permanezcan.